viernes, 18 de diciembre de 2015

¿Cómo puede afectar la Diabetes Gestacional a mi bebé durante el embarazo?

¿Cómo puede afectar la Diabetes Gestacional a mi bebé durante el embarazo?

Si la diabetes gestacional no se trata adecuadamente puede tener consecuencias muy serias a corto y largo plazo. Cuando esta diabetes aparece, hay mucho azúcar circulando por la sangre que le llega directamente al bebé. Es como si lo estuvieras sobrealimentando, y el resultado es que el bebé acaba engordando mucho, sobre todo en la parte de arriba del cuerpo. 
Si el bebé es muy grande el parto vaginal puede ser más difícil o puede requerirse una cesárea. Este exceso de peso se conoce como macrosomia. Los bebés con macrosomia a veces no pueden pasar bien por el canal vaginal y en ocasiones, debido a su tamaño, uno de los hombros se queda atascado.
Esa situación se llama distocia de hombro. Si sucede esto, el médico y sus ayudantes tendrán que realizar una serie de maniobras especiales para que el bebé pueda nacer.
En casos extremos, el bebé puede sufrir daños en el nervio del brazo o incluso romperse algún hueso, aunque en el 99 por ciento de los casos estos problemas no dejan secuelas. (En algunos casos, muy raros, al bebé le falta el oxígeno temporalmente durante este proceso, lo cual podría causarle daños cerebrales). 
Dar a luz a bebés muy grandes, también puede producir heridas y lesiones en la vagina o bien requerir una episiotomía grande (un corte en la parte exterior de la vagina).
Debido a todos los riesgos que conlleva el parto de un bebé muy grande, si el médico sospecha que tu hijo puede pesar más de lo normal, es posible que te recomiende una cesárea. Pero si tienes la diabetes bien controlada, no te preocupes porque las probabilidades de que tengas un bebé con exceso de peso son muy pequeñas. 
Algunos estudios han encontrado una relación entre la diabetes del embarazo severa y un aumento en los nacimientos mortinato o sin vida, en los dos últimos meses de gestación. Las mujeres que sufren esta condición también pueden tener más riesgo de desarrollar preeclampsia, especialmente si padecían de obesidad antes de quedar embarazadas o si sus niveles de azúcar en la sangre no están muy bien controlados. 

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